miércoles, 2 de agosto de 2017

Amado Cáncer Capítulo 5


 

 Amado Cáncer                 Capítulo 5



Salir de la casa de los abuelos vestida de aquella manera, hizo sentir a Úrsula como una mariposa que abandona el nido de seda. Sus alas pequeñas aún, comenzaban a injectarse de sangre joven, nueva, vivificadora. Mágicamente se ensanchaban  convirtiendo el fluir natural de la vida en una melodía que recién alcanzaba la cumbre. La metamorfosis había llegado convirtiendo a la niña feliz en una joven llena de fortaleza. Sin embargo, no podia evitar el sentimiento de soledad. Era desesperante no tener a quien contarle que ese día, por primera vez en su vida, abordaría un avión que la transportaría al mundo de los “siempre posibles”.   – La abuela y el abuelo se hubieran sentido muy orgullosos de verme vestida como toda una modelo de revista—pensó.  – No todos los días una jibara del campo tiene la oportunidad de usar guantes. Es más, creo que hay muchas personas que no los han usado nunca en su vida. Y del sombrero ni se diga esto sí que es una verdadera novedad--. Se miraba y remiraba en el espejo y no podia reconocerse.  Su vestido  negro ajustado al cuerpo denotaba las curvas traídas desde Africa en los genes del primer esclavo. Su rizada cabellera aderezada con brillantina estaba recogida en un San Antonio que le hacía lucir un tanto más madura de lo que realmente era.  El sombrero negro como su vestido (sustraído del baúl de la abuela) en complicidad con su extraña apariencia ocultaba su rostro tras un sutíl velo que a los pocos minutos desapareció de su vista como si no existiera.    Sus medias de seda y sus negros zapatos de charol realzaban la belleza de sus piernas muy bien torneadas. –De verdad que luzco totalmente distinta, Es como si fuera otra persona, más grande, más madura. Así… así quiero iniciar mi vida en New York pensó--.

La bocina del auto de pasajeros que Úrsula había rentado la sacó de su meditar frente al espejo. Una terrible sensación de impotencia se apoderó de su alma. ¿Cómo irse del terruño?  ¿Qué había hecho? ¿Cómo se atrevía a abandonar el cariño y aquel patrimonio que había heredado de los abuelos?  Un dolor profundo se apresuraba garganta arriba deslizándose con ternura sobre la sepias mejillas, mientras recogía en su alma arrepentida las últimas imágenes de la antigua casona.

El recorrido hasta el aereopuerto en aquel destartalado auto le trajo a la mente el poema que estaba de moda y reconocía en el esta gran realidad que ahora ella misma vivía. Cúanta razón tenia Luis LLorens Torres al expresar tan claramente su experiencia al abandonar el amado terruño con su poema VALLE DE COLLORES. Nadie pudo haber descrito ese sentimiento de angustia pasiva mejor que él. Iba recitando el poema y a la vez lo difuminaba en la dimension de la imaginación con sus propios pensamientos.

Cuando salí de Collores

 fue en una jaquita baya,

 por un sendero entre mallas

 arropas de cundiamores.

A su mente llegó la imagen de Verano, el caballo blanco del abuelo, corriendo por el campo o apareciendo de la nada cuando el abuelo lo llamaba.  Se sonrió al pensar que a veces sentía miedo de él por que más de una vez le había tirado a morder; ¡Tenía su carácter el Verano!



Adiós malezas y flores

De la barranca del rio

 Y mis noches del bohio

Y aquella apacible calma

Y los viejos de mi alma

Y los hermanitos mios.

La niñez, etapa más hermosa de su vida, había estado enriquecida por el correr en el campo. Conocía cada rincón.  No… cada rincón no; su campo no tenia rincones, era abierto, inmenso, infinito. Es donde aprendió que podia volar con solo extender los brazos, aspirar profundamente hasta llenar los pulmones de aire fresco,  echar a correr tan rápido y tan fluido tocando el camino con tan solo la punta de los dedos de los pies descalzos.   ¡Entonces volar y volar y volar!

Qué pena la que sentía

Cuando hacia atrás yo miraba

Y una casa se alejaba …

 Y esa casa era la mía.

Tornó su vista y divisó a lo lejos la casa cerrada, sufriendo dentro de sí el abandono de su dueña. Cuántas risas, sueños y lágrimas se habían quedado dormidos tras sus puertas. -- Así es la vida; esto es una etapa que termina para que comience otra mejor… se consolaba.



La última vez que volvía los ojos

vi el blanco vuelo

de aquel maternal pañuelo

empapado con el sumo del dolor;

Lo demás, humo… esfumándose en el cielo.

Por primera vez , desde que comenzó a prepararse para el viaje,  Úrsula pudo vislumbrar claramente la figura de los abuelos diciéndole adios a lo lejos. La impresión le quebró el corazón, Sintió el impulso de decirle al chofer que se detuviera, que el viaje estaba cancelado. ¿Cómo iba a dejar a los abuelos solos, aunque ya hubieran abandonado el cuerpo?  Pensó: ¡No! qué va Úrsula, los abuelos no se van a quedar ahí.  Y en un acto desesperado de locura total los invitó a acompañarla en el viaje: ellos regocijados aceptaron . y así durante todo el trayecto escuchó de los labios de la abuela , verso por verso, el poema como acostumbraban recitarlo en las noches de tertulia: “Cuando salí de Collores…”



Ya para eso del mediodía Úrsula caminaba hacia la pista para abordar el avión de “Eastern Airlines” que la llevaría rumbo a su nueva vida. A la distancia vio el imponente ‘pájaro metálico’ y se le revolvió el estómago de solo pensar que en pocos minutos tocaría el primer escalón que la llevaría hacia un destino incierto. La idea era aterradora… pero fascinante a la vez.  Ella no se explicaba cómo era posible que los seres humanos pudieran experimentar tantas sensacines y sentimientos de manera tan irracional, “¡Qué compleja es la vida! Ni yo misma puedo analizar ni metabolizer esta madeja de síntomas y emociones que se han apoderado de mí. --En ese aspecto todavía estamos en la etapa más primitiva de la evolución--, pensaba.

 El contacto con el primer escalón del avión le congeló el alma.  Aunque trataba por todos los medios de disimular su terrible estado de nervios, su cuerpo temblosorso la ponía en completa evidencia. Sus piernas temblaban de manera tal que las medias de seda comenzaron a safarse de las ligas corriendo piernas abajo como un delicado velo. Ya para el momento en que llegó a su asiento las medias cubrían por completo los finos zapatos de charol. “¿Qué verguenza Dios mío y ahora como hago para arreglarme las medias?”  Con mucho esfuerzo entró al baño y se sorprendió de lo diminuto de aquel cuarto que más bien parecía una caja de muertos.  “¡Dios mío, ni la letrina de casa es tan pequeña, qué barbaridad”.

Una vez sentada observaba cada persona que se subía al avión. En él viajaban personas de todo tipo. Desde el hacendado más poderoso con su elegante esposa en primera clase,  hasta el jibarito humilde de gabán prestado y zapatos rotos que iba a trabajar en los sembradíos   americanos por unos cuantos centavos más para su familia. El fruto americano necesitaba de manos nobles y trabajadoras que supieran de esfuerzo y de fatiga y que además, estuvieran acostumbradas y dispuestas a lastimarse sin protestar. Así era la semilla de Puerto Rico, que se diseminaba poco a poco en un fluir lento, pero seguro,   Semilla llevada literalmente a traves del aire  para luego ser depositada en los lugares más recónditos e inimaginables para producir, para crecer, para fortalecerse por que en cualquier rincón del mundo, (analizaba Úrsula) existe sangre boricua.





Al momento del despegue se hizo un silencio ceremonial. Sin lugar a dudas, todos oraban al Divino Creador por un viaje sin contratiempos. Úrsula cerró los ojos, apretó sus brazos contra su cuerpo y totalmente desvalida se dejó arrancar del terruño amado. Sentía cómo sus raíces se desprendían una por una en contra de su real voluntad.   Mientras el gran “zorzal de metal” emprendía vuelo, un dolor indecible la poseía pensando que había traicionado su cuna, su gran madre tierra.

La familiaridad dentro del avión se hizo presente a los pocos minutos.  Úrsula permanecía con los ojos cerrados y de repente sintió unas diminutas manos que la sacudían. –Hey… ¿que te pasa?  ¿tienes miedo? —Úrsula abrió los ojos y vió a su lado  un niño pecoso y pelirrojo que la miraba con curiosidad. –Sí, tengo mucho miedo. ¿tú no?--  --No, dijo el niño con una tranquilidad increíble.  Ya no le tengo miedo a los aviones, He viajado muchas veces. –¿A  dónde vas? Preguntó Úrsula. Pues a donde tu crees, a New York como tú, no ves que vamos en el mismo avión.  Contestó el niño en forma de burla.   ¡JAJAJAJA, cierto!  dijo Úrsula.   --¿Y para que vas a New York?--  --¿Vives allá?--  Preguntó Úrsula.   --No,  no vivo allá, voy con mi mami a un hospital muy grande donde ella dice que me pueden curar--.  Contestó el niño.  --¿Curarte de qué ?—preguntó Úrsula sorprendida    --Una enfermedad llamada Leucemia-- dijo el niño.  --¿Donde está tu mami? -- ---En el asiento de atrás, es que no había espacio para que pudiéramos sentarnos juntos--.   -- Yo podría cambiarme de asiento para que ella esté a tu lado, pero la verdad me da miedo hasta ponerme de pie.— El niño la miró con asombro abriendo sus grandes y hermosos ojos. Úrsula entrendió el mensaje de aquella mirada y supo que el niño estaba pensando que como era posible que ella siendo adulta fuera tan cobarde.   Entonces se sintió avergonzada y le dijo… Está bien, está bien … ahora me cambio.

Su nuevo asiento estaba ubicado al lado de la ventanilla. La vista a la cual se enfrentaban sus ojos era sorprendente. Toda la vida había mirado las nubes desde abajo;  siempre habían estado sobre su cabeza. Cuántas veces soñó con alcanzarlas, tocarlas, sentarse sobre ella y desde allí mirar hacia abajo. Ahora las nubes estaban bajo sus pies. Eran las únicas compañeras que compartían la inmensidad que la abrazaba. ¡Inmensidad profundamente azul, profundamente blanca; profunda e inequivocamente Dios!   Úrsula hubiera querido estar dezcalsa y tener el poder de caminar sobre ellas. Un tibio rayo de sol posaba sobre una nube  bañándola de armonía. Entonces a ella le pareció escuchar la voz del abuelo en la tala de batatas cantando;

Qué lindo cuando el sol de madrugada

Desgarra el negro manto de la noche

Dejando ver su luz desparramada

En un bello amanecer , que es un derroche…

viernes, 21 de julio de 2017

Amado Cáncer Capítiulo 4


Amado Cáncer          Capítulo 4




El velorio del abuelo estubo muy concurrido,  Habiendo vivido tantos años en aquel lugar era completamente conocido por todos.  Hablaban de sus hazañas, de como organizó a los vecinos el día en que creció la quebrada y los niños, que venían de la escuela, quedaron atrapados del otro lado. Todos los hombres del barrio, comandados por Don Luciano se reunieron a la orilla de la quebrada.   Varios de ellos se tiraron al agua  luchando contra la fuerte corriente y lograron pasar al otro lado.  Úrsula que caminaba sola por el camino estaba tremendamente asustada por que ella sabía que había estado lloviendo copiosamente y en su mente infantil no podia decifrar cómo haría para pasar la quebrada crecida.  Sintió un gran alivio cuando de lejos pudo ver la esbelta figura del abuelo, esperándola con todos los hombres del barrio. Él para ella era un heroe, su gran heroe.  De un lado al otro lanzaron una soga y uno por uno fueron pasando a todos los niños sanos y salvos. Ella también se agarró de la soga temblorosa de miedo y de frio, Escoltada por un vecino comenzó a cruzar horrorizada,  sintiendo que en cualquier momento la corriente la llevaría quebrada abajo, pero las palabras del abuelo le contagiaban valor y confianza. – Camina mi’ja, no te sueltes de la soga, estamos aquí contigo, no te dejaremos ir. -  Úrsula llegó por fin hasta los mojados brazos del abuelo entonces supo que todo estaría bien.  
No todos los que asistieron al velorio llevaban buenas intenciones. No faltaban los mozos que se acercaban a Úrsula para darle    “su más sentido pésame”. Algunos,  someramente dejaron entrever sus malas intenciones.     

Rosario, su madre, había viajado desde Estados Unidos para darle el ultimo adios a su padre.  En realidad a Úrsula le hubiese gustado que Rosario llegara para la muerte de la abuela o mejor aún, antes de que la abuela muriera.   Úrsula había sido testigo toda su vida de aquella gran nostalgia sufrida permanentemente por sus abuelos, Testigo de tanto dolor reflejado en sus rostros al hablar de su única hija y aquellas esperanzas siempre fallidas de que Rosario regresara para poder abrazarla aunque fuera una vez más. Pero Rosario decía que la vida en New York era bastante difícil y complicada. En su trabajo les daban a regañadientes tiempo para ausentarse sólo en las emergencias. Las enfermedades de los abuelos no eran emergencia. La muerte sí lo era. Así que a los pobres abuelos les tocó morir sin poder cumplir su más grande anhelo que era tocar y besar el rostro de su hija. Rosario acostumbrada ya a la vida Neoyorquina, prefirió quedarse rindiendole pleitesía a Mamón y a sus propias necesidades. Lo importante ahora para Rosario era tomar la más conveniente decision respecto a su hija Úrsula.  Su compañero se oponía tenazmente a recibirla en su hogar donde él era dios y Rosario la esclava. Además, ya Úrsula era toda una señorita y (según Rosario) debía aprender a valerse por sí misma.

No obstante, con aparente desgano le propuso a su hija que viajara con ella a Estados Unidos.   Úrsula conociendo la opresión brutal que sufría su madre a manos de su compañero rechazó su oferta diciendole- No mami, ¿sabes qué? Yo prefiero quedarme aquí un tiempo más.--  Rosario casi salta del gusto con la decision de su hija;  esa decision de Úrsula le evitaba muchos contratiempos y  muchas dolorosas peleas con su compañero.   

El momento de la despedida del abuelo frente a su tumba, marcabaun cambio total y drástico en la vida de Úrsula.  Ahí en esa tumba, dejaba guardado su segundo más grande tesoro y ahora su vida había perdido toda importancia. Aunque con la experiencia de cuidar a sus abuelos enfermos se había fortalecido. Ya la niñez le había cedido el paso a una jóven madura que estaba tratando de analizar y comprender los recientes sucesos de su vida.  Ya no podia contar con nadie, ni siquiera con ese ser que la trajo al mundo. Algunas veces Úrsula pensaba que Rosario era demasiado egocentrista y otras veces la veía como una victima más de las circunstancias o tal vez de sus propias decisiones que al parecer siempre estaban herradas. De cualquier modo estaba sola, indefensa preguntándose cómo había sido posible que el abuelo al hubiera dejado abandonada sabiendo que él era su único apoyo.    --¿Por qué te me fuiste abuelo? gemia frente a su tumba – Raquel su compañera de estudios la abrazo fuertemente mientras la consolaba diciéndole;--Él no estará más físicamente pero te quedan sus enseñanzas; eso te dará fuerzas para continuar.   Si quieres, cuando tu mamá regrese a New York yo te puedo acompañar por unos días. –La verdad… te lo voy a agradecer mucho—le contestó una Úrsula  totalmente compunjida.  

Un día después del entierro del abuelo, Rosario regresó a su hogar en New York dejando tranquilamente a Úrsula acompañada de Raquel. Esa noche las dos jovencitas se fueron a la habitación de los abuelos  y comenzaron a husmear en los tesoros de vida que el abuelo y la abuela habían dejado guardados en dos viejos baúles.  Con manos temblorosas y ojos anegados en llanto Úrsula intrdujo la llave que la transportaría a la magica vida maravillosa de aquel hombre y aquella mujer que no siempre fueron viejos, aquellos seres que se amaron con gran pasión, que se hicieron (como dice la biblia) una sola carne disfrutando como cualquier ser humano de las mieles del sexo.   Les parecía increíble haber encontrado entre las pertenencias de la abuela ropa interior demasiado sugestiva, una baby doll roja y además transparente. --¿Cómo? Yo no puedo creer que mi abuelita usara esto, gritaba Úrsula sorprendida y a su vez esbozando una medio sonrisa nerviosa. Raquel la miraba divertida de ver cómo Úrsula había descubierto que su abuelita alguna vez fue también mujer.  Luego se apaciguó al encontrar tapetes hermosamente bordados por las artísticas manos de la abuelita. –Esta abuela sí que era una artista. Qué trabajo más delicado, que bien lo hacía.—comentó Úrsula con orgullo. Algunos de estos tapetes mostraban paisajes enteros con damas de grandes sombreros  que les cubrían el rostro, otros, los más sencillos, floreados, bordados en punto de cruz y con una puntilla fina rematando en los bordes.  También encontraron dos fundas almohadas con las inscripciones “Él y Ella”. Había entre esos tesoros tres tazas de porcelana con una tetera que le hacía juego, pintadas a mano y terminadas muy finamente con ribetes de oro  en el borde.     Úrsula y Raquel estaban verdaderamente admiradas ante estos tesoros simples que se guardaron durante toda una vida para un momento especial que nunca llegó. Casi al fondo del baúl se toparon con la gota que derramó el vaso: Muy bien guardado y protegido  estaba el vestido de novia de la abuela:  --¡Mira esto, mira que maravilla!   La verdad que no recordaba que la abuela todavía conservaba su vestido de novia. No me atrevo a tocarlo por miedo a que se me deshaga en las manos.-  --Ambas boquiabiertas comenzaron a desdoblar con sumo cuidado aquel vestido que había sido testigo  del cumplimiento cabal de una promesa que se había pronunciado más de cincuenta años atrás. Lo colocaron sobre la cama para poder distinguir en detalle la calidad y la magestuosidad de la prenda. Su corte denotaba la elegancia y el porte que debió tener la abuela a sus veinte años. El tiempo sobre la tela de satin y encaje había dejado huellas indelebles y había tornado la blanca pureza y la fortaleza del género  en una amarillenta y débil pieza,  pero vibrante de felicidad por que siempre estubo  entrelazada a la más sólida historia de amor, en un recuerdo tangible pero lastimosamente inusable. Cuanto le hubiese gustado a Úrsula poder usarlo en su día de bodas pero  el vestido al igual que los abuelos había muerto y allí frente a ellas estaba sólo como testimonio de aquello que fue el más grande amor.  En el otro baúl encontraron los recuerdos del abuelo, pero lo más que le impresionó a Úrsula y a Raquel fue una vieja escopeta con todo y municiones y una viejas mancuernas que habían pertenecido al bisabuelo de Úrsula. El “esmoquin” del abuelo, acompañado de su corbata de líneas grises  estilo “Ascot”, como era la usanza en las ocasiones especiales de los caballeros más elegantes de aquella época.   Todo el recorrido a través de los baúles del recuerdo terminó de madrugada y allí mismo, en la cama de los abuelos ambas cayeron vencidas por el sueño.

Un inesperado crugir de hojas secas alrededor de la casa despertó a Raquel, quien temblosora comenzó a sacudir a Úrsula para despertarla.  --¡Úrsula, Úrsula despierta! alguien está merodeando alrededor de la casa. –Úrsula se despertó sobresaltada. Su corazón palpitaba a su máxima capacidad. Tan asustada estaba que creía que sus latídos podían ser escuchados desde afuera. El temblor en sus extremidades casi no le permitía salir de la cama. Cada Segundo era eterno, como a cámara lenta. Mientras tanto, Raquel buscaba y rebuscaba desesperada en el baúl del abuelo tirando cosas de un lado a otro. —Raquel, Raquel ¿ qué haces?—preguntó Úrsula a sovoz. – Estoy buscando… ¡Ah, ya lo encontré! – le dijo sacando la escopeta del abuelo. –Oyeeee, ¿estás loca?  Tu no sabes cómo disparar eso, susurraba Úrsula. Los pasos de los sujetos se escuchaban acercándose, comenzando a subir lentamente las escaleras. Un cuchicheo de voces masculinas y risas maliciosas transformaron el miedo de las jóvenes en rabia: --Ahora verás cómo se les quita la pocavergüenza a estos bandoleros, dijo Raquel furiosa. –¡Noooo…! Esa escopeta no se usa hace mucho tiempo. Es imposible que te pueda funcionar sin que te salga el tiro por la culataaaa—le insistía Úrsula. –¡Que se fastidie… mejor muerta que violada! – Pero es que no está ¡cargadaaaa! suplicaba Úrsula.  Sin escuchar más, Raquel sacó el cañón de la escopeta por un hueco de la ventana de madera y sin poder ver su objetivo sopló un tiro que automáticamente la empujó  violentamente de espaldas sobre la cama. Si rápido sonó el disparo más rápido salieron corriendo como gallinas los mozalbetes.  Úrsula,  al ver a Raquel tirada sobre la cama con cara de espanto y con la escopeta mirando hacia el techo no le costó más remedio que lanzar sendas carcajadas hasta que le dolieron las tripas, los riñones y la espalda. Hacía mucho, muchísimo tiempo que no se reía tanto.

 Ya casi despuntaba el alba, así que las chicas se fueron a la cocina a preparar chocolate Cortés con queso de bola holandés y a comer galletas Xport sodas con mantequilla. Mientras desayunaban Úrsula tomó una decision: --Raquel, ¿Sabes qué? ya me decidí; me voy a Estados Unidos. No importa que mi mama no me quiera en su casa, voy a vivir independiente. Con el dinero que reúna de las ventas de los animales y de la casa podré vivir un tiempo mientras termino mis estudios . –¿Estás segura de que eso es lo que deseas hacer? Preguntó Raquel.   –Me gustaría poder quedarme en mi campo, pero la verdad es que las cosas ya no son como cuando yo estaba pequeña. Tú tienes que regresar a tu casa y yo no quiero tener que disparar esa escopeta, Jajajajaja.

jueves, 6 de julio de 2017

Amado Cáncer Capítulo 3

 
Amado Cáncer           Capítulo 3

La casa sin la abuela se había convertido en un laberinto sombrío. Todo lo que se escuchaba eran pasos lentos, tristes, como si las palabras y la vida normal obstaculizaran el recuerdo y la escencia sutíl   que se había quedado impregnando las frías paredes de la inmensa casona.  Úrsula sintió la ausencia de la abuela hasta el más recóndito lugar de su alma, pero el abuelo…, él sí se quedó huerfano. Deambulaba por la casa siempre acongojado, arrastrando los retazos de vida que le quedaban.  De noche lloraba como un niño que reclama la atención de la madre.  -Abuelo, ͟ otra vez llorando ¡ Ay no mija,  quien  dijo- no, no estoy llorando , es que los ojos se me cansan y lagrimean.

Si supieras abuelo que yo puedo sentir el olor del perfume de abuelita. Es casi como si ella estuviese aquí.

- Sí mija , ella está aquí, nunca se ha ido, mientra ella esté en nuestros recuerdos,  y en nuestra alma ella seguirá viviendo. Abuelito tu no crees que a mi abuelita no le hubiera gustado que nosotros estuviesemos inmersos en esta tristeza tan grande. Eso no es vida abuelito y nosotros estamos vivos y a mi abuelita le gustaria vernos bien, sabemos que por ahora no podemos  estar totalmente felices pero si intentando vivir e intentando llegar a una normalidad razonable.-

-Ya para mí no existe la vida normal mija, tal vez para ti que estás llena de juventud, pero a mi solo me queda esperar a que venga la muerte a rescatarme de esta angustia. -- Abuelito no seas egoísta. ¿No piensas en mí? Yo te necesito, imagínate qué haría sin ti, sola en esta inmensa casona, sola con mis fantasmas y peor aún, asechada por los bandoleros de este campo que faltando tu, no perderían tiempo en molestarme .  No abuelo, no tienes permiso de morirte.  Además ya está bueno de lloraderas, no pienses en que abuelita se ha ido, solo piensa en los momentos lindos que pasamos a su lado, ya tendremos tiempo de reunirnos todos otra vez, la vida no termina con la muerte abuelito, ahi es que comienza.  Estamos aquí, tenemos que seguir viviendo, si, abuelito viviendo como siempre. Mira, para que te contentes te prometo que mañana te voy a preparar un sancocho de patitas de cerdo con un arrocito blanco  como el que te hacía mi abuelita, verás que me va a quedar igual de sabroso, ella me enseñó a prepararlo y te vas a chupar hasta los dedos de los pies, jajajaja. ¿Está bien?   Anda abuelito acuestate a dormir que mañana será otro día. Bendición abuelo, duerme bien.-     -Dios te bendiga mija,- respondió el abuelo con voz dolida y entrecortada mientras cabizbajo caminaba hacia su habitación.

La mañana llegó hermosa en todo su esplendor y Ursula decidida a hacer la vida del abuelo más llevadera se despojó a propósito de su usual tristeza. Abrió todas las ventanas  y puertas de la casa permitiendo que entraran los tímidos rayos de sol a calentar el hogar que había estado dormido desde que la abuela se fue.  Abrió la ventana del fregadero   respiró profundo para llenarse  los pulmones de la tierna y fresca brisa del mes de noviembre y dio gracias a Dios, a la vida y a la naturaleza por estar viva.  Después comenzó a sonar cacerolas y ollas en la cocina. El aroma del café se extendió fluyendo a su antojo por toda la casa, como una ninfa que llevaba en sus brazos  miles de  recuerdos agradables.  Entonces por primera vez en mucho tiempo, encendió la radio y hubo música, relatos, poesías que impregnaron la casa de normalidad y esperanzas renovadas de vivir.  En medio de su nueva actitud positiva volvió a sentir  ese aroma tan particular del perfume de la abuela. No hubo cabello en su cuerpo que no se le erizara. Salió corriendo a contarselo a su abuelo creyendo que era una experiencia extrasensorial. Mientras más se acercaba a la habitación, más fuerte sentía el olor. Casi podria asegurar que en cualquier momento se encontraría con la abuela de frente. Por un breve momento permitió que su mente divagara rescatando a su abuela de la tumba para entre sollozos de felicidad tirarse en sus brazos mullidos y cálidos.  Así entre esa mezcla de esperanza vana y deseos imposibles, se asomó a la puerta de la habitación del abuelo que asustado como un niño travieso escondía el frasco de perfume que había estado esparciendo por la habitación.  De primera intención Úrsula quiso reclamarle pero, al ver sus ojos anegados en llanto no pudo más que abrazarlo tiernamente como la abuela misma la hubiese abrazado a ella.

 El abuelo nunca dejó de llorar por la pérdida de su gran amor, su compañera de toda la vida. La pena lo fue consumiendo lentamente, día a día.  Una noche, su amada Ana llegó hasta él vestida de gala. Extendiendole sus brazos le preguntó que si él quería acompañarla  y él inmerso en una inefable alegría, le contestó, -¡Sí… acepto!  Dejó su cuerpo dormido sobre la cama y de la misma manera como hicieron en su temprana juventud se escaparon juntos a vivir su eternidad .           

lunes, 29 de mayo de 2017

Amado Cáncer capítulo 2


Amado Cáncer           Capítulo 2



Carmen e Idalia repasando el libro.
La suave brisa de la montaña le trajo a Úrsula recuerdos dulces de la niñez.  Había entrado en una especie de viaje que sutilmente la llevaba a repasar y revivir su camino por la tierra paso a paso y detalladamente .  Ahora podía entender las situaciones ocultas que la llevaban hacia todos los eventos que marcaron su vida. Esas cosas que ni se entienden, ni se analizan pero que son parte fundamental del gran madato divino.  Llegó a la antigua casona de los abuelos y se sorprendió de la gran claridad con la que veía las cosas, no era un simple recuerdo, ella estaba realmente allí, aún así tenia miedo de despegar la vista de la casa para que no desapareciera como si fuera un espejismo.  Emocionada se disfrutaba los detalles de su  antigua casona.  Un rechinar llamó su atención y al volver la vista vio a sus abuelos sentados en el balcón meciendose como siempre en sus sillones de madera.     Ellos al verla se alegraron y  le dijeron “ Ay nena que bueno que llegaste de la escuela”.  Y ella salió corriendo sentándose en la falda de la abuela. Los miraba con gran ternura por que dentro de sí ella sabía que en cualquier momento tendría que despertar. Aquel  mágico lugar se hubicaba campo adentro, cuidado, resguardado por la naturaleza. Con el abuelo había aprendido a respetar a la Madre Tierra, Veía cómo  generosa daba fruto al ciento por uno y desde muy pequeña supo que esa gran abundancia que fluía de esa madre todoparidora era para ser compartida. El ser humano tenía que con respeto posserla, razgar sus entrañas, penetrar su intimidad y luego con el pasar del tiempo, como cualquier mujer poseída daba a luz el fruto anhelado. --¿La tierra es mujer, abuelo?  Definitivamente mija, no hay duda de ello., Y es nuestra gran madre, y tenemos que respetarla, amarla,  cuidarla.

 Las lecciones del abuelo eran siempre interesantes y repletas de sabiduría. Había una gran fuente de sabiduría dentro de aquel cuerpo curtido por el sol, de andar lento y pesado. Él era el huracán que comenzaba a amainar, ella, la abuela, era la luz tenue y vivificadora del nuevo amanecer o el ocaso.

 En su vida Úrsula estubo repleta de infinidad de símbolos visuales con significados sorprendentes. Todo tenia un porqué.  Sus sentidos se agudizaron al máximo haciendo de su vida en la antigua casona una inmersión a plena conciencia en el mundo oculto de las  realidades dormidas. En la casona solamente vivían sus abuelos y ella pero era un verdadero hogar donde como en todos los lugares , fluían a través del aire sueños e ilusiones y esperanzas.   Todo comenzaba en las mañanas después del cantío del gallo e inmediatamente la abuela se despertaba produciendo con gracia el sonido ritmico con las ollas en la cocina.   Luego se desplegaba en el aire perfumando el santo hogar aquel delicioso olor a café recién colado.  Nunca podía faltar el pan sobado y calientito, la mortadella y el queso de papa.    Para Úrsula nunca podia faltar el pilón en forma de mano o gallinta. Qué arte tenia la abuela para cocinar, esos olores se esparcían por todo el campo. Aún cuando Úrsula regresaba de la escuela , desde la distancia sabía que había preparado la abuela para cenar.     –Abuela hoy hiciste guineos maduros fritos, ¿verdad?, no mija, contestaba la abuela, hoy cociné morcilla, mondongo, cuajito y morcilla.  – No, no, abuelita mira que estoy hambrienta y a mi no me gusta nada que tenga que ver con las visceras de los animales-  ---Ja, ja, ja, son bromas mija, hice arroz blanco , habichuelitas guisadas pollo frito y tarannnn, guineitos maduros fritos -.  – que rico abuelita, que rico.-      



En la casona de los abuelos no había television. No era que no lo habían inventado todavía,  era que no estaba al alcance monetario de los abuelos. Además muchas personas consideraban que era una forma de perder el tiempo y realmente en las casas había mucho trabajo que hacer como para estar sentados viendo television. Algunos, como los más recatados pensaban que ese invento era el cajón del diablo y que las casas que lo poseían podían resultar embrujadas. Esta era la época donde la inventiva suplía como gran maestra todas las necesidades y la satisfacción se desbordaba como rios ante la obra hecha, fuere cual fuere. Lo que sí había era un antiguo radio donde se escuchaban las novelas del momento. La abuelita escuchaba a “Los tres Villalobos”a la 1:30 de la tarde y luego a Leonardo Moncada,”El titan de la llanura”. La voz profunda y melodiosa de Raúl Carbonel (padre) tenia suspirando a todas las mujeres del barrio. Cualquiera de ellas hubiese dado lo que no tenían por ser rescatadas por este heroe que como príncipe valiente resolvía todas las situaciones desesperantes  de la protagonista de la novela.      A juzgar por la expresión de la abuelita también vivía un secreto romance con la voz que seducía mágicamente a través del espacio.  Úrsula, de vez en cuando también derramaba su lagrimita por aquello de complacer a la abuela.  Pero lo más que disfrutaban era el programa de Don Rafael Quiñones Vidal.  Era un programa de aficionados a la música, canto y poesía. Ahí las personas tenían la oportunidad de demostrar su talento.  ¡Cuanto hubiera dado Úrsula por estar alguna vez en “Tribuna del Arte”y ganar en base a su talento una, dos o tres estrellas. Su imaginación fluía sobre la música que escuchaba con suavidad y realiasmo transportándose a “El lago azul de Ipacaraí, a la leyenda del indiecito Guaraní, a la despedida del jíbaro que abandonaba su tierra buscando un futuro mejor con su “Adios, adios Borinquen querida.”  Muchas veces se preguntaba por que alguien decidía irse de la patria si Borinquen era el mejor y más grande lugar del mundo, el único mundo que ella conocía.

De allá, de aquel campo besado por Dios , adquirió la fe y la paz que salían a su rescate cuando ella lo necesitaba. Era cierto que sus padres no estaban con ella, pero tenia a sus abuelos que eran el más grande tesoro que la vida le pudo dar.  Su padre había muerto cuando era muy pequeña y su madre viajó a Estados Unidos , como el jíbaro de la canción buscando un futuro mejor.  Allá ella encontró una nueva vida, un nuevo compañero y dos nuevos hijos.

Y Úrsula se quedó libre en el campo, llenándose el alma de sutiles verdades y goces infinitos. Su niñez y su temprana juventud transcurrian en paz, sin  penas, ni sobresaltos hasta que un diminuto comejen comenzó a perforar las entrañas de la abuela. Este roble aparentemente indestructible, que se enfrentaba ante las adversidades con aplomo y valentía, comenzaba a doblar su tronco, a desacelerar su marcha. El cancer invadió su frágil sistema rápido y sin tregua. El medico les dijo que ya no había remedio que todo era cosa de esperar el desenlace. Entonces Úrsula se hizo más grande y más fuerte. Crecida ante el suplicio de la abuela y el desmoronamiento emocional del abuelo, tomó las riendas de la familia y les devolvío con creces todos los sacrificios , desvelos y llantos convirtiéndose en su soporte.

Ya para los últimos días de la abuela, la incomodidad y el dolor se habían hecho insoportables. Algunas veces caía en un profundo letargo. Por momentos abría  sus ojos y hablaba con sus propios muertos que, decía ella, estaban a los pies de la cama visitándola. Otras veces sonreía divertida por las travesuras de los niños imaginarios que veía a su alrededor. Niños, ángeles, muertos, todo era una mezcla de confusion, escepticismo por parte de Úrsula, y a la vez deseo profundo y genuino de que allá en el lugar  celestial soñado por todos , exista la vida, la verdadera vida, donde la anhelada eternidad sea una realidad.

La abuela selló su historia con una aspiración perfunda que tuvo por retorno un postrer suspiro.  Inmediatamente se desprendió su espíritu abandonando la materia vieja e imperfecta, para recibir su nuevo cuerpo perfecto e incorruptible.

sábado, 27 de mayo de 2017

AMADO CÁNCER. PRIMER CAPÍTULO







MUJER DE TEMPLE INTELECTUAL Y PUBLICACIONES SOL EDITORES


PRESENTA
 
DE 
IDALIA CASTRO CORREA

CON LA REVISIÓN Y  EDICIÓN ,
DE:  CARMEN M. CASTRO CORREA

AMADO CÁNCER

©COPYRIGHT


DEDICATORIA

 

¡A TI MUJER,
TU ESPÍRITU INVENCIBLE!






PRÓLOGO 

 Amado Cáncer es una obra literaria que atrapa al lector y lo deja transformado, fortalecido y con una experiencia rica que le hace sentirse invencible y poderoso ante los retos y situaciones difíciles de la vida; como la terrible enfermedad del cáncer.

Idalia se inspira y utiliza todos sus talentos para presenter de forma sencilla, una secuencia de eventos en su vida y en la de otras personas, ante los cuales se enfrentaron con valentía; vivencias que van contribuyendo a un crecimiento y evolución espiritual.  Amado Cáncer provee esa experiencia sin caer en adoctrinamientos dogmáticos religiosos.

Desde la perspectiva social, este trabajo nos permite entender cómo una experiencia significativa de afecto, de protección, de amor en la niñez no provista por los padres, nutre y fortalece al ser humano para trabajar distintas situaciones en la vida. Estos momentos de ternuras se convierten en aureolas de protección que permiten la superación  y el sentimiento de seguridad  y de poder necesarios para triunfar, aún con el diagnóstico de una enfermedad terminal.    

Es evidente que la autora ha pasado por un proceso abarcador y profundo de evolución espiritual. Aún así se considera “dinosaurio”, que sugiere etapas primitivas en la evolución humana. De esta forma nos hace pensar en la necesidad de crecer y aprovechar cada instante, cada suceso, para proyectarnos a la verdadera razón de nuestra existencia: ¡purificarnos para elevarnos lo más perfectos que podamos hacia la eternidad!





 Por:     Profesora; Daisy Díaz





AMADO CÁNCER

Capítulo 1



El sol comienza a besar el horizonte dejando en su romance con la tierra destellos anaranjados, amarillos intensos, plateados espectaculares. Desde la montaña se puede apreciar un pueblo aparentemente dormido, con muy poca vida en la calle.  Sin embargo, en el interior, dentro de las casas, fluye la vida a borbotones.  “La casa no es la vida”, pensaba Úrsula Morán,  “La vida está adentro”. Si la casa deja de ser la vida permanece.


Una sensación de paz se había posesionado de su alma llevandola a hurgar recuerdos de antaño. Todo le parecía ahora insignificante: el placer carnal, aquel que a veces sólo gratifica el cuerpo, aquella clase de amor a una pareja que se convertía en enfermizo, el trabajo, el afán desmedido por el éxito, el quehacer diario interminable.  La terrible preocupación por los demás que jamás la abandonaba. Todo había pasado a un plano supremamente inferior. Nada importaba por que al fín había encontrado ese único y magistral momento donde era ella, sí, solamente ella abrazada como nunca antes al universo, Rodeada por el fluir verdadero de la vida.  Y allí sentada en aquella piedra a lo alto de la montaña  estaba felíz y respiraba por fín…paz.  


Maravillada sonreía por el color llamativo de todas las cosas, La yerba despedía su olor a frescura verde, los árboles le susurraban secretos milenarios, las flores bordaban los jardines cercanos de poemas indescriptibles que solamente pueden leer el alma. Y ella aletargada en su Delicia espiritual, descubría lentamente la realidad plena y suprema de todas las cosas. A su derecha pudo distinguir el camino que conducía hacia el centro del pueblo y recordó que fué precisamente ahí donde tomo la determinación de ser feliz, aún con el diagnóstico del cancer...  


Desde el día de su diagnóstico, Úrsula adquirió la Fortaleza de los robles. “Puede ser que el vendaval arranque mis hojas y tal vez puede que quiebre alguna de mis ramas , pero no permitiré que desarraigue mi tronco de la tierra, no al menos hasta que termine de criar a mis hijos, los voy a ver crecer.   Bueno, pero,  ¿de qué me quejo Dios?  Tengo todo lo que necesito y aún más y yo sé que en mi proceso con esta enfermedad puedo contar contigo”.


Su diagnóstico fue directo y sin preambulos, “tienes cáncer” le dijo el medico como quien dice “ojos lindos tienes”. No hubo rodeos, ni consideración, ni lástima. Y a ella, (negrita como el carbón) se le revolvió el alma altiva, respiró profundo e interpuso su orgullo ante el dolor. “ Nadie verá llorar a esta negra a causa de unas simples e insignificantes células cáncerosas. ¡Ja!, se necesita más que eso para doblegarme. Luego pensó en sus hijos y … se le estremeció el alma.  La vida la enfrentaba ante su punto más débil.   “ ¡Oh, Dios!, cómo se lo dire a ellos…? Ayúdame a decirlo con toda la naturalidad posible, permite Señor que yo no convierta esto en un infierno innecesario, que todo sea  suave y sin tanto dolor. Quiero que estés a mi lado para enfrentar esta situación, oraba.  Caminó hasta la parada del autobus prometiéndose en cada paso que no permitiría que esta enfermedad le robara los mejores años de su vida. Era el tiempo de la crianza y lucharía hasta el ultimo recurso para lograr su objetivo.


Ya dentro del autobus, iba dándole forma a las ideas. Repentinamente una oleada de rabia y desconformidad rompió su aparente ecuanimidad. ¿Por qué yó?  ¿Por qué  me tiene que suceder esto a mí? Tanta gente maquinando maldad por el mundo y me tiene que suceder precisamente a mí.  ¿qué hice? No entiendo, no puedo entender. ¡Esto es injusto!.  Imaginó cómo sería la vida de sus hijos sin ella. Ashley con 7 años, la mayorcita, la que cuidaba a sus hermanitos con tanta capacidad, Joselito de 5, y Viviana de 3. ¡Están muy pequeños, Señor aún me necesitan! Un sollozo tardío se escapó de su garganta llamando la atención de la pasajera que viajaba junto a ella.  "No llores querida”, todo en esta vida tiene remedio, “excepto la muerte, claro está”.    

Ese recuerdo la hizo sonreir. ¡Quien lo hubiera dicho!, han pasado veinte años desde aquel día. “ ¿ha sido esto un milagro, Dios?  Realmente no lo sé. Lo cierto es que he visto tu Gloria. He descubierto algunos de tus secretos y me siento feliz, aquí en este lugar de ensueño conociéndote aún más. Pero quiero preguntarte Señor, ¿cómo es que llegué aquí? Porque hace unos instantes yo estaba en la cama del hospital, mis hijos y algunas persona la rodeaban, estaban tristes Señor, compungidos, pero, sí, ya recuerdo,  me levanté, Sí Señor me levanté y comencé a caminar, pasé por la estación de las enfermeras y ninguna me dijo nada, Nadie trató de detenerme y aproveché  para continuar mi camino sigilosamente para que no notaran mi presencia. Bajé por el elevador, llegué al primer piso y en mi recorrido por el pasillo observe las vidas que llegaban y muchas otras más que como yo iban de salida. A mi lado una niña de cabello negro rizado, descalza y en su bata de hospital, intentaba ganar acceso a la salida. Su rostro se iluminó cuando vió a su papá a través de los cristales saludándola desde la montaña. Agitó sus brazos en señal de saludo. Estaba plena de dicha, feliz. Repentinamente un lamento rompió el aire paralizándola: ¡Leonoraaaaa…! Era su madre, angustiada ante la posibilidad de perderla. Y Leonora regresó a su lecho de hospital para seguir sufriendo. Crucé la calle y seguí montaña arriba tremendamente atraída por esta piedra donde me encuentro sentada y reconozco que es el tiempo de hacer mi recuento en este ultimo y perfecto instante de paz.    

miércoles, 17 de mayo de 2017

Libro Amado Cáncer

 

 

 

 

Gracias a nuestra gente hermosa, ya nuestro blog MUJER DE TEMPLE  INTELECTUAL está a punto de alcanzar las 25,000 visitas por eso hemos decidido regalarles capítulo por capítulo  completamente gratis el libro de Amado Cáncer.

Es nuestro deber advertirles que Amado Cáncer no es un libro fácil de entender. Es un libro que require concentración y en muchas ocasiones los lectores han tenido que leerlo dos veces para captar la gran profundidad de sus palabras. A continuación les dejo con una breve explicación  del contenido.

 
 
Amado Cáncer nace de la necesidad de detenerse para encontrar la realidad de la existencia. A veces es necesario que, para encontrar esa realidad, seamos sacudidos con el diagnostico de una enfermedad terminal.   Ese es el caso de Ursula,  personaje principal de esta obra. Este personaje es una sabrosa mezcla de muchas historias verídicas con una pizca de fantasia que hace la trama más interesante. Relata cómo una mujer se enfrenta durante muchos años al espectro del cáncer. Su lucha por sobrevivir le permite participar activamente en la crianza de sus hijos, hasta el momento en que le corresponde rendir cuentas y sentada en una piedra, repasa la historia de su vida y descubre secretos milenarios.  Amado Cáncer es una realidad absoluta que atañe a todos, por que nos enfrenta al punto clave donde todos los seres humanos rendimos cuentas al creador.
 
 
Al alcanzar las 25,000 visitas comenzaremos a postear el libro cápitulo por capítulo.